La desproporción
áurea
Los números de
Fibonacci y la proporción áurea han sido motivo de todo tipo de especulaciones
sobre su supuesta presencia en distintas manifestaciones de la naturaleza y en
otras hechas por el hombre. Así se suele afirmar que se puede encontrar la
proporción dorada en lugares tales como el número de pétalos de las flores y en
las hojas de las plantas, en las caparazones de moluscos, en la forma de
ciertas galaxias, en obras de arte e inclusive en el tamaño de las tarjetas de
crédito. Veamos a continuación qué hay de cierto y qué hay de mentira en tales
afirmaciones.
Los sinsentidos sobre
Fibonacci
Una búsqueda en
internet, o en su biblioteca local lo convencerá de que la serie de Fibonacci
ha atraído a más de un lunático que busca el misticismo en los números. Se
puede encontrar con afirmaciones fantásticas como estas:
Los "rectángulos de oro" son los
"más bello" rectángulos, y los utilizaron deliberadamente los
artistas en sus pinturas. (Se podría pensar que siempre utilizaban marcos
rectángulares áureos, pero no lo hacían).
Los modelos basados en los números de
Fibonacci, el número áureo y el rectángulo de oro son los más agradables a la
percepción humana.
Mozart utilizó Φ en la composición de su
música. (A él le gustaban los juegos de números, pero no hay buena evidencia de
que alguna vez utilizara deliberadamente a Φ en una composición).
La secuencia de Fibonacci se ve en la
naturaleza, en la disposición de las hojas sobre el tallo de las plantas, en el
patrón de las semillas de girasol, en las espirales de los caracoles, en el
número de pétalos de las flores, en los períodos de los planetas del sistema
solar, e incluso en los ciclos del mercado de valores. ¡Tan omnipresente es la
secuencia en la naturaleza (de acuerdo con esta gente) que uno empieza a
sospechar que la serie tiene la notable capacidad de "ajustarse" a
casi cualquier cosa!
Los procesos de la naturaleza son
"gobernados" por el número áureo. Inclusive, algunas fuentes dicen
que los procesos naturales se "explican" por esta relación.
Por supuesto, gran
parte de esto es completamente absurdo. Las matemáticas no "explican"
lo que sea en la naturaleza, sino que usa modelos matemáticos muy potentes para
describir los patrones y las leyes de la naturaleza. Creo que es seguro decir
que la secuencia de Fibonacci, la proporción dorada, y el rectángulo de oro,
jamás han conducido de manera directa al descubrimiento de una ley fundamental
de la naturaleza. Cuando vemos un patrón numérico o geométrico ordenado en la
naturaleza, nos damos cuenta que hay que cavar más profundo para encontrar la
razón subyacente de por qué estos patrones emergen.
La publicidad de la
espiral de oro
La "espiral de
oro" es una curva fascinante. Pero es sólo un miembro más de una familia
más grande de curvas espirales, conocidas colectivamente como espirales
logarítmicas, y todavía hay muchas otras espirales que se encuentran en la
naturaleza, como la espiral de Arquímedes.
No es difícil
encontrar que una de estas curvas se ajusta a un patrón particular en la
naturaleza, incluso si ese patrón está sólo en el ojo del espectador. Sin
embargo, el pequeño y sucio secreto de todo esto es que cuando una forma parece
encajar, rara vez ese ajuste es exacto. Los ejemplos de la naturaleza que se
encuentran en los libros suelen tener variaciones considerables del "ideal
áureo". A veces, las curvas que dicen coincidir con la espiral dorada, se
ajustan mejor, en realidad, por alguna otra espiral. El hecho de que una curva
"encaja" con datos físicos no da ninguna pista acerca de los procesos
físicos subyacentes que producen dichas curvas en la naturaleza. Tenemos que
indagar más para encontrar esos procesos.
Muchos de los libros
sobre los números de Fibonacci vienen en sus portadas con imágenes de espirales
que podemos hallar en la naturaleza. Esto ayuda a vender los libros, porque a
la gente le gusta las imágenes bonitas.
La naturaleza tiene muchas formas en espiral. Ninguna de ellas son
espirales de oro y muchas ni siquiera se acercan. Tampoco se
"explican" por la matemática de Fibonacci.
El orden está en el ojo del espectador
A veces, los autores
"magufos" de ciencia, escriben libros que intentan persuadirnos de
las "falsedades de Fibonacci".
La caparazón del
nautilus. Consideremos la afirmación, comúnmente vista, de que la caparazón del
Nautilus pompilius se ajusta a la espiral de oro. La foto muestra un corte
donde se observan las cámaras interiores. Para compararlas se ilustra una
espiral dorada a la izquierda. ¡Es evidente que esta criatura no ha leído esos
libros! Si se superponen ambas, no coincidirían nunca, sin importar cómo se las
alinee o escale. De hecho, el dibujo de la izquierda no es del todo correcto.
Está construido con segmentos de arco circular dentro de cada cuadrado. Esta
curva tiene discontinuidades en su curvatura en cada cruce de un cuadrado al
siguiente. La verdadera espiral de Fibonacci cambia de curvatura suavemente,
aunque la diferencia no sería perceptible para el ojo a esta escala. Este diagrama
muestra cómo subdividir el rectángulo áureo. Si se dibuja un cuadrado inscripto
dentro de rectángulo, el área rectangular que queda es un nuevo rectángulo
aúreo más pequeño. De nuevo, se puede dibujar otro cuadrado dentro de éste, y
seguir así. A continuación, se unen los puntos con una curva suave, como se
muestra para conseguir algo que, por lo menos, parece superficialmente la
espiral de oro.
La cola del pavo
real. Este pavo real se está burlando de los "misti-máticos" (o
matemáticos místicos). Las manchas en las plumas de su cola parecen formar
patrones en espiral. ¿Son éstas espirales doradas o corresponden a algún otro
tipo de espiral? La ecuación matemática exacta de la espiral depende de cuán
lejos el pájaro decida desplegar su cola. ¿Nos dice este patrón algo
científicamente importante sobre biología de las aves? Es muy poco probable.
Ejemplos de rectángulos áureos los podemos
encontrar en todo tipo de lugares, desde las tarjetas de crédito, en nuestro
carnet de identidad, cajetillas de tabaco, en las cadenas de ADN o en
la simetría atómica.
En la música la podemos encontrar en las
estructuras formales de las sonatas deMozart, en la Quinta
sinfonía de Beethoven o en las obras
de Schubert o Debussy, que muy probablemente la aplicaron de
forma inconsciente, basándose en equilibrios de masas sonoras.
De hecho, cualquier melodía que no guarde esta
proporción en sus notas, nos sonaría asonante, extraña. Hay que mencionar que
la Proporción Áurea está estrechamente relacionada con
la Sucesión de Fibonacci.
LA RELACIÓN MATEMÁTICA : “PHI –
MEJOR”
1. PHI es la expresión matemática de “lo
mejor de lo mejor”.
2. PHI es igual a mejor y a lo mejor. 3.-
Mejor y lo mejor es igual a PHI.
3. Todo lo mejor es PHI. 5.- Todo lo
mejor tiende a armonizarse con la armonía universal de la constante
matemática PHI y con la constante PHI de la armonía universal.
4. Todo lo que es PHI es lo mejor.
5. Todo lo que es PHI tiende hacia lo mejor.
6. Es el número clave de la vida, de cómo
crecemos y de cómo crece la vida, hacia lo mejor.
V. LA CONSTANTE PHI, SUS
DIFERENTES NOMBRES Y FUNCIONES
La constante phi también es conocida con los
siguientes nombres :
1. PHI, constante PHI, relación PHI,
proporción PHI, razón PHI, número PHI, efecto PHI, factor PHI .
2. Relación áurea, relación de oro,
proporción áurea, proporción de oro.
3. Número áureo, número de oro, número de la
vida, la clave de la vida.
4. Relación entre la extrema y la media razón,
la división de un segmento en relación justa y extrema, sección
áurea, sección de oro, espiral áurea , espiral de oro.
5. La proporción divina, la proporción áurea,
la proporción sagrada, la proporción mágica.
6. La constante PHI es, en la geometría
sagrada, el fundamento de la flor de la vida, la semilla de la vida, el árbol
de la vida, el huevo de la vida , y es el fundamento de los cinco sólidos
perfectos.
VI. EL PODER PHI DE LOS PODERES PHI
Desarrollar el efecto PHI es desarrollar , expandir
y profundizar estados superiores de conciencia, con miras a desarrollar
los poderes propios de las técnicas PHI, que permiten realizar, manifestar y
expresar “ nuestro PHI interior”, tales como :
1. El poder de la alianza con las leyes
naturales,
2. El poder de la interiorización,
3. El poder del autodominio,
4. El poder del silencio interior,
5. El poder de la relajación,
6. El poder de la meditación,
7. El poder de la oración,
8. El poder de la comunión con la divinidad,
9. El poder de la espiritualización de la
vida,
10. El poder de la divinidad dentro de mí,
11. El poder de la autoaceptación,
12. El poder del amor,
13. El poder del perdón,
14. El poder de la sanación,
15. El poder de la visualización,
16. El poder de la paz interior,
17. El poder del equilibrio interior,
18. el poder de la imperturbabilidad interior,
19. el poder de la invulnerabilidad,
20. El poder de la inofendibilidad,
21. El poder de la inofensividad,
22. el poder de la magia espiritual interior,
23. El poder del milagro interior,
24. El poder del aumento de la energía vital,
25. El poder de la iluminación espiritual,
El poder de las cualidades científicas y benéficas
del campo unificado :
I) de las leyes naturales,
II) de fuerzas naturales,
III) de la energía universal,
IV) de la información universal,
V) de la armonía universal,
VI) del amor universal,
VII) de la salud universal,
VIII) y de la prosperidad universal.
Los antiguos griegos realizaban numerosas obras y
edificios siguiendo esta relación, y en el Renacimiento se le dióel
calificativo de la proporción perfecta entre los lados de un rectángulo.
El número áureo se denota por la letra griega “Φ”
FI (¿o PHI?), y vale , y
como cualquier otro número matemático (Neperiano, Pi, …) surge de una expresión
matemática:
Habiendo contado ya una parte de la popularidad de
este número os voy a contar otras.
Este número aparece en la sucesión de Fibonacci.
Las cadenas de ADN tienen una relación matemática
que es el número PHI.
Muchas características humanas tienen relaciones
matemáticas que son el número PHI.
Las cajas de cigarrillos son rectángulos áureos.
Hay números que han intrigado a la humanidad desde
hace siglos. Valores como PI -la razón matemática entre la longitud de una
circunferencia y su diámetro- o e -la base de los logaritmos naturales-, suelen
aparecer como resultado de las más dispares ecuaciones o en las proporciones de
diferentes objetos naturales. El número áureo -a menudo llamado número
dorado, razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea o divina
proporción- también posee muchas propiedades interesantes y aparece, escondido
y enigmático, en los sitios más dispares.
El primero en hacer un estudio formal sobre el
número áureo fue Euclides, unos tres siglos antes de Cristo, en su obra Los
Elementos. Euclides definió su valor diciendo que "una línea recta está
dividida en el extremo y su proporcional cuando la línea entera es al segmento
mayor como el mayor es al menor." En otras palabras, dos números positivos
a y b están en razón áurea si y sólo si (a+b) / a = a / b.
La arquitectura no es ajena a este valor
matemático. La relación entre las partes, el techo y las columnas del Partenón
de Atenas, por ejemplo, también se relacionan mediante el número áureo. Muchos
productos de consumo masivo se diseñan siguiendo esta relación, ya que resultan
más agradables o cómodos. Las tarjetas de crédito o las cajas de cigarrillos
poseen dimensiones que mantienen esta proporción. El número áureo puede
encontrarse por todas partes, y a menudo ni siquiera somos conscientes de que
está allí. Pero en general, cuando algo nos resulta atractivo, esconde entre
sus partes esta relación.
Términos con las siguientes definiciones sobre
esto:
Sucesión de Fibonacci. Partiendo desde el
número uno, la sucesión de Fibonacci consiste en ir sumando el resultado de la
última operación con su mayor sumando.
El segmento áureo. Es un segmento dividido en
dos partes de forma que se cumple la igualdad (a+b)/a = a/b,
donde (a+b) es el total del segmento, a la parte más grande
y b la parte de menor tamaño.
Número de oro. Conocido desde hace siglos, el
número de oro –también llamado número fi o número áureo.
Seguimos hablando de la supuesta relación entre la
divina proporción y la divinidad, porque no son pocos los que aseguran que la Biblia está salpicada de referencias a este concepto.
Por un lado, es una forma que parece gustar a Dios, puesto que tanto en las
instrucciones para el Arca de la Alianza que dio a Moisés, como las que dio a
Noé para la otra arca, pide unas proporciones 5x3 (casualmente, dos
números de la sucesión de Fibonacci) que dan como resultado 1,666,
suficientemente cercano a phi como para engañar al ojo. Puestos a
encontrar, hay quien encuentra relación entre 666, el número del anticristo, y
el número áureo.
Áureo, dorado, divino... A este número se le han
dado muchos nombres, pero su símbolo lo hace inequívoco: es la letra griega phi,
en honor al escultor griego Fidias, cuyas obras se consideraban lo más cercano
a la perfección estética, igual que lo es la proporción áurea. El símbolo se lo
adjudicó en el año 1900 el matemático Mark Barr.
Puede que el número áureo tenga un origen divino, o
puede que no. Pero desde luego su pariente aritmética, la sucesión de Fibonacci, surgió de un problema
mucho más mundano, relacionado con la reproducción de los conejos, que planteó
Leonardo Pisano, Fibonacci, en su Libro del ábaco en 1202.
La sucesión
de Fibonacci está llena de anécdotas matemáticas que harán las delicias de los
más curiosos. Por ejemplo: si sumamos 10 números consecutivos de la serie
elegidos al azar, el resultado siempre es múltiplo de 11.
21+34+55+89+144+233+377+610+897+1.597=4.147=11x377
89+144+233+377+610+987+1.597+2.584+4.181+6.765=17.567=11x1.597
De hecho, los resultados son iguales a multiplicar
por 11 el séptimo número elegido, en estos dos casos, 377 y 1.597
Se ha estudiado mucho la sucesión de Fibonacci y el
conocimiento sobre ella es amplio, pero no completo. De hecho, hay una
conjetura aún sin demostrar: que la sucesión de Fibonacci contiene infinitos
números primos Esto es todo.