Desde la antigüedad,
astrónomos y matemáticos se preguntaban si las distancias de los planetas al
Sol obedecían a un orden. Entre los siglos XVI y XVIII algunos astrónomos
alemanes efectuaron estudios para verificar si las distancias de los planetas
al Sol, que en aquella época ya se conocían con buena precisión, respetaban
efectivamente esta presunta ley matemática. Johann Daniel Tietz de Wittenberg
(1729-1796), conocido con el nombre latino de Titius, estableció una fórmula
empírica de la cual se pueden sacar las distancias de los planetas al Sol. En
1766 cuando titius formulo, su ley no era conocido a un ni siquiera el cinturón de asteroides, ni los planetas
mas allá de Saturno. El descubrimiento de Urano en 1781 y de Ceres, el más
grande de los asteroides, en 1801, vinieron a llenar los vacíos de la sucesión.
La ley de Titius habría pasado casi inadvertida si no hubiera sido difundida
por el astrónomo alemán Johann Bode por lo cual se desarrolló la costumbre de definirla como la ley de Bode-Titius, aunque algunos incluso hablan simplemente
de la ley de Bode, olvidando, de forma un poco injusta, a su legítimo
descubridor La ley se hizo famosa al descubrirse Urano y al buscar y encontrar
Ceres y el cinturón de asteroides a las distancias marcadas por la Ley de
Titius-Bode. Posteriormente se descubrieron Neptuno, que no cumple la ley y
Plutón que tampoco la cumple pero se aproxima bastante aunque este último no
sea un planeta propiamente dicho. Es una ley que también es válida (con otros
parámetros numéricos) para los satélites de Júpiter y de Urano y también para
los de Saturno pero con algunos huecos. Actualmente se está tratando de aplicar
a los planetas extrasolares.
En relación alas leyes científicas
que son afirmaciones que se caracterizan por que pueden ser verificadas en la
realidad la ley de bode podría decirse que se verifico en la realidad y aunque
su precisión con algunos planetas no sea 100% exacta puede deberse a muchas variables.
Cuando Herschel descubre a Urano en 1781 se cumple
perfectamente la ley de bode esto dio a la ley nuevos visos de credibilidad, y
a su "autor" un aire de respetabilidad y una resonancia mundial que
nunca hubiese logrado de haber seguido limitándose a descubrir una o dos nuevas
galaxias cada año.
Por segunda vez otro astrónomo
vino en ayuda de Johann: en 1801, Giusseppe Piazzi descubrió a Ceres,
exactamente a 2,8 UA, en el sitio que la ley predecía. Fue el primero de la
serie de casi 10.000 asteroides que ocupan el espacio reservado para el planeta
n = 3. Al irse descubriendo otros en aquellos días, se pensó que eran los
remanentes dispersos de un planeta que había estallado. Hoy se sabe que los
asteroides son en realidad los planetesimales que estaban destinados a fundirse
y formar el planeta n = 3, pero que las fuerzas de marea gravitacionales de
Marte y Júpiter (especialmente este último, monstruosamente grande) impidieron
que lo lograsen.
Seguían apareciendo planetas
unos concordaban con la ley de bode y otros evidentemente no lo hacían la
pregunta que se hacían los científicos era cuales eran las bases teóricas que
sustentaban dicha ley. Su respuesta era que la ley de bode era completamente
empírica un astrónomo se puso a jugar
con series numéricas y vio que una de estas series se adaptaba ala estructura
del sistema.
La Ley de Bode no es
sorprendente, teniendo en cuenta las teorías sobre la formación del Sistema
Solar, sin embargo, tan perfecta en apariencia, no es más que una increíble
coincidencia sobre las distancias Unidades astronómicas ley bode.
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